sábado, 14 de julio de 2012

El estímulo y el elogio

                                       

A los niños les gusta la compañía, y raras veces quieren estar solos. Anhelan simpatía y ternura. Creen que lo que les gusta  agradará también a la madre, y es natural que acudan a ella con sus menudas alegrías y tristezas. La madre no debe herir sus corazones  sensibles tratando con indiferencia  asuntos que, si bien son baladíes para ella, tienen gran importancia para ellos. La simpatía y aprobación de la madre le son preciosas. Una mirada de aprobación, una palabra de aliento o de encomio, serán en sus corazones  como rayos de sol que muchas veces harán feliz el día.

Elena G. de White

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