martes, 31 de julio de 2012

Motivación y aprendizaje

          En el artículo anterior inserté un extracto del libro "La Educación" de Elena G. de White. Ello, porque es importante comprender que la madre y el padre constituyen los pilares fundamentales en la educación de nuestros niños. Si bien es cierto que la motivación constituye un importante impulso al aprendizaje, ella no exime de responsabilidad a los padres: somos nosotros los primeros y más importantes agentes educativos de nuestros  hijos.

        Debemos señalar, en primer lugar, que la influencia que ejercen los factores de la motivación no siempre es clara y precisa. La motivación no es una panacea que necesariamente nos llevará al éxito. En el camino al logro de nuestras aspiraciones influyen múltiples factores, unos más preponderantes que otros, pero factores intervenientes al fin y al cabo. No importa cuán motivado esté un niño por llegar a ser un veterinario si no cuenta con los estímulos y el apoyo necesario a lo largo del camino que existe entre  su deseo y la meta de lograrlo.

       Los numerosos deseos, metas, objetivos, impulsos, esperanzas y anhelos que mueven las fuerzas de la motivación en la vida de un niño o un adolescente, no siempre operan todos en la misma dirección. Más aún, muchos de los motivos que impulsan la conducta de los jóvenes en la sala de clases, en gran medida, están fuera del manejo y control del profesor. En este caso es típico el deseo de aprobación de sus compañeros o pares lo que constituye el motivo de conductas no adecuadas al trabajo en el aula. Aquellos jóvenes que en ocasiones realizan algún acto de desacato a la autoridad, generalmente, están tratando de obtener la aprobación del grupo de amigos y no la de sus padres o maestros. Es decir, su motivación es la aprobación social de sus pares.

         Todo lo anterior a llevado a los especialistas a clasificar la motivación en  motivación intrínseca y motivación extrínseca.

         La motivación intrínseca (interior) es aquella que el niño tiene dentro de sí. El estudiantes tiene motivos para el logro del aprendizaje por el sólo hecho de sentir la satisfacción del deber cumplido, de saberse capaz de realizar una tarea solamente porque lo hace sentirse bien. Hay niños que buscan la permanente superación como una forma de vida.

         El amor a una actividad determinada hace que muchos niños y jóvenes se esfuercen por alcanzar la excelencia. Tal es el caso de los deportistas y artístas; que se esfuerzan por concretar sus metas por el amor a esa actividad. Es así como dedican gran parte de su tiempo para ejercercitar su arte o deporte favorito. En el ámbito académico, el gusto por alguna materia en especial permite que el estudiante trate de adquirir el mayor conocimiento posible de esa materia. En estos casos lo que está primando es la motivación intrínseca, esto no quiere decir que estas personas no necesiten de la motivación extrínseca (exterior), muy por el contrario, la motivación extrínseca fortalece la motivación interna. Muchos talentos se pierden, porque no fueron apoyados por las personas que los rodean. Muchas veces escuchamos a deportistas que relatan: sin la ayuda de mi padre, no habría llegado donde estoy.

        La motivación extrínseca, por su parte exige el compromiso permanente de quienes rodean al niño. Es más, todos los seres humanos necesitamos que se nos motive de distintas maneras. Muchas veces solo es necesaria una felicitación, una palmada de afecto o un reconocimiento público. Cuando los niños son acogidos tiernamente por el esfuerzo que han realizado para la obtención  de sus logros, lo más probable es que tiendan a seguir esforzándose, porque sienten que son valorados por ello. Es importante tener claro, que debemos motivar  a los niños por su esfuerzo y  persistencia. Motivar a un niño centrándose solamente en las capacidades personales es un error, ya que el éxito en lo académico y en la vida es una combinación de capacidades y esfuerzo. Muchos talentos se pierden, porque sus capacidades fueron valoradas por sobre el esfuerzo. Con frecuencia los profesores escuchan de padres expresiones como: "el niño no realiza sus actividades, pero es inteligente". Esta expresión desecha el esfuerzo, y tarde o temprano, a medida que el grado de dificultad de las tareas académicas aumente, la sola capacidad no bastará para lograr el éxito. Esta es la gran diferencia entre los que triunfan y los que fracasan. Muchas veces hemos visto a jóvenes talentos deportivos convertidos en eternas promesas, por el solo hecho de que fueron indisciplinados, o poco perseverantes en sus entrenamientos. Por otro lado encontramos personas con menos talento, pero que con disciplina y perseverancia logran alcanzar el éxito en las metas que se han planteado.

          De lo anterior, podemos sacar algunas conclusiones importantes para nuestra tarea como padres o educadores:

  1. La motivación es el impulso que nos lleva a realizar algo. En ese sentido debemos motivar permanentemente la labor académica de nuestros niños. Esto es válido, tanto para los padres como para los docentes.
  2. Es necesario estimular a los niños por su esfuerzo y preseverancia ya que estas dos cualidades son un pilar fundamental para desarrollar las capacidades. La combinación de esfuerzo y capacidades nos permitirá enfrentar de buena manera los desafíos futuros.
  3. Si bien es cierto que existe una motivación interna, ella no excluye la motivación externa, que es la que realizamos desde fuera. La motivación externa fortalece la motivación interna y hace que el estudiante tenga una razón fundada en los afectos para realizar sus deberes escolares.
  4. La motivación por si sola no necesariamente lleva al éxito, también el niño debe tener las capacidades para el logro académico. En general la mayoría de los niños y niñas tienen la sufieciente capacidad cognitiva para el logro académico. Sin embargo, el esfuerzo constante puede hacer que un niño con menos capacidades cognitivas logre alcanzar las metas académicas.
        Finalmente debemos consignar, que cada niño o niña necesita del afecto incondional de sus seres queridos (familia). Hay una tarea que por si misma es generadora de motivos para que los infantes hagan lo que esperamos de ellos: darle el amor y la atención que necesitan. Esto es una necesidad como lo veremos en el próximo artículo.

       

sábado, 14 de julio de 2012

El estímulo y el elogio

                                       

A los niños les gusta la compañía, y raras veces quieren estar solos. Anhelan simpatía y ternura. Creen que lo que les gusta  agradará también a la madre, y es natural que acudan a ella con sus menudas alegrías y tristezas. La madre no debe herir sus corazones  sensibles tratando con indiferencia  asuntos que, si bien son baladíes para ella, tienen gran importancia para ellos. La simpatía y aprobación de la madre le son preciosas. Una mirada de aprobación, una palabra de aliento o de encomio, serán en sus corazones  como rayos de sol que muchas veces harán feliz el día.

Elena G. de White